QUINTO DÍA
DE LA NOVENA
MARÍA:
LA MUJER QUE LLENA AL MUNDO DE ALEGRÍA DIVINA
AMBIENTACIÓN
HOY
PEDIMOS POR LAS INTENCIONES DE NUESTROS HERMANOS LAICOS DE MOYOBAMBA
Entre la gran crisis de valores y las crisis
financieras, económicas y políticas, y tantas otras que podríamos ir nombrando,
nuestro mundo relacional carece de las cosas más imprescindibles para valorar
la vida como lo que es: el mayor don recibido, la alegría más grande en nuestro
haber. Una de las cosas más evidente y contagiosa en nuestras sociedades
“desarrolladas” es la falta de alegría. La
alegría es contagiosa cuando la tenemos, pero también lo es cuando carecemos de
ella… Vivimos en sociedades deprimidas, agobiadas, estresadas; eso ya lo
sabemos, lo vemos, incluso lo experimentamos. Lo que no es tan obvio es la
manera de salir de este círculo opresivo del que no libera ni el tener, ni el
poder, ni el disfrute material de las cosas, pocas o muchas que podamos poseer.
Hoy queremos mirar el rostro de María y pedirle
la merced de su alegría. Necesitamos recuperar la alegría de vivir, para poder
hacer frente, con elegancia física y espiritual, a todas esas cosas que nos
están enturbiando nuestra existencia y la de nuestros hermanos/as. Desde esta
primera hora de la mañana, de este quinto día de la novena a Nuestra Madre de
la Merced, queremos suplicar, orar y pedir su intercesión por nuestra sociedad,
en tantos casos, triste y deprimida. Y lo hacemos con una oración dirigida a ella
por los miembros de nuestra comunidad de fe, desde hace generaciones. Oramos
juntas, ante María:
Nuestra sin igual Madre y Protectora,
APLICACIÓN
A NUESTRA REALIDAD
NOTICIA: VIRAL: La agonía no borró la sonrisa de esta carmelita, su último deseo conmueve las redes
BUENOS AIRES, 24 Jun. 16 / 01:00 pm (ACI).- La hermana Cecilia María partió al cielo luego de una dura lucha contra el cáncer. Miles han compartido en las redes sociales las imágenes de su agonía, un tiempo en el que nunca perdió la paz ni la alegría. Se graduó de enfermera y a los 26 años de edad hizo sus primeros votos como carmelita descalza, en el año 2003 hizo su profesión perpetua. Hace seis meses le diagnosticaron cáncer de lengua y la enfermedad hizo metástasis pulmonar. Murió el jueves 23 de junio en la madrugada. Tenía 42 años.Vivía en el Monasterio de Santa Teresa y San José de Santa Fe, Argentina, dedicada a la oración y la vida contemplativa, tocaba violín y era conocida por su dulzura y permanente sonrisa. En un trozo de papel escribió su último deseo: “Estaba pensando cómo quería que fuera mi funeral. Primero poco de fuerte oración, y después una gran fiesta para todos. ¡No se olviden de rezar pero tampoco de celebrar!”
REFLEXION
Miremos como la hermana Cecilia imitando a María
siempre mantuvo esa alegría hasta el último día de su vida. Es imposible pensar
y ver a María como una mujer triste, atormentada, depresiva… ¿Acaso no creemos
que ella es “la llena de gracia”? ¿Miente el enviado del Señor…? En la vida de
la joven y de la mujer adulta de Nazaret, hubo, como en toda existencia humana,
momentos de dolor, pero también de alegría, de gozo inmenso: la convivencia con
sus padres, parientes y vecinos, su matrimonio con José, el hombre honrado y
justo, el nacimiento de su hijo, el verlo crecer y hacerse un hombre amado y
respetado por muchos…
Las alegrías y las penas equilibran la existencia
de una persona que va madurando a través de las muchas circunstancias que
llenan el día a día. Y la madurez humana encuentra su parangón en la madurez
psíquica y espiritual. Miremos a María como modelo de persona curtida por el
dolor y por el gozo compartido; una mujer en cuyo rostro resplandece la
serenidad y el equilibrio, la certeza de saberse amada y salvada por Dios, su
Salvador.
CANTO: “En el trabajo de cada día….” (Cancionero
religioso, Nº 716)
ESCUCHA DE LA PALABRA
Es tan común el hecho de centrarse en los dolores
y sufrimientos por los que María pasó en su existencia, que ni siquiera la
palabra fluida y la devoción afectuosa de nuestro beato Fundador escapa a esa
lógica. Es muy fácil encontrar en sus sermones sobre María, la reflexión sobre
sus penas y dolores; y muy difícil encontrar alguno que muestre, no solo los
momentos felices, sino la felicidad que María sentiría y trasmitiría a cuantos
la trataban. No obstante, el mensaje mariano del beato Juan N. Zegrí, puede ser
profundizado e interpretado de muchas maneras, de forma que nos valga también
para descubrir esa su intercesión por el mundo “que Dios ama” y, por tanto,
también ama ella: condición humana gozosa, porque, las circunstancias de dolor
no pueden destruir la esperanza que alegra el corazón creyente; y menos aún la
esperanza de la Madre de Dios y Madre nuestra. Escuchemos el mensaje del padre
Zegrí.
“En efecto, el amor de María a los mortales
apenas se puede comprender porque es un abismo insondable. Cuando recordamos
aquel sublime hágase que sus labios pronunciaron en la Encarnación del Verbo;
cuando la contemplamos firme e inmóvil como una roca al pie del afrentoso
suplicio de su amado hijo, aceptado, con celestial resignación, la pena más
amarga que jamás tuvo madre alguna… Las expresiones siempre serán débiles para
manifestar el excesivo amor que en su patrocinio nos dispensa nuestra celestial
Madre, siempre será una verdad que esta protección es mayor que cuanto pueda
comprenderse con el entendimiento humano… ¿Quién jamás imploró sus piedades y
fue desamparado? (Sermones, p. 235).
Breve espacio de silencio
Reflexión (leída en forma pausada por una o dos
monitoras)
María experimenta la alegría profética, la
alegría a la que son invitados los hombres y mujeres justos de Israel. El
“Xaire” ¡Alégrate!, es lo primero que aparece en el texto de la Anunciación: la
invitación al júbilo, al gozo escatológico: "Alégrate, María..." Al
que responde la exultación de María ante su prima Isabel: "Se alegra mi
espíritu en Dios mi salvador"(Lc 1,46). No es posible entender un momento
sin el otro.
ACTO DE
CONTRICIÓN
¡Señor
mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
ORACIÓN
PARA EL QUINTO DÍA
Señor,
Padre amoroso y benignísimo creador nuestro, somos pecadores y por ellos
merecedores de castigo en este mundo y en el otro, más por tu infinita
misericordia, nos concedes un refugio seguro en la protección de tu Santísima
Madre; continúa derramando sobre cuantos la veneramos como a Madre de Merced y
Misericordia tus divinas bendiciones, para que, libres de los peligros de este
mundo, lleguemos con su protección, al Puerto seguro de la Gloria. Amén.
(Se rezan
tres Ave Marías y se pide la gracia que se desea obtener)
Letanías espontáneas a Santa María de la alegría
(Motivos para agradecer…)
- Gracias Madre, porque nos das
el consuelo y la alegría de saber que muchas familias viven en armonía, compartiendo
la ternura, el amor, el respeto entre todos sus miembros
- Gracias Madre, porque sabemos
que todavía existen hombres y mujeres dispuestos a arriesgarse, a arriesgar su
dinero y su bienestar, para crear puestos de trabajo dignos y estables, que
ayuden a crear una sociedad más justa.
- Gracias Madre, porque hay
jóvenes creyentes que te miran como modelo de vida, que se esfuerzan en sus
estudios y buscan entablar relaciones positivas y enriquecedoras, con
jovialidad sincera, con entusiasmo, con honestidad…
- Gracias por las personas
ancianas que encuentran atención y compañía; por quienes, en el último tramo de
su existencia, pueden descansar tranquilas, arropadas por el amor de su familia
o de personas entregadas de corazón a ellas… (Otras)
ORACIÓN
FINAL
Acudimos
a ti, gloriosa madre de misericordia, para implorar una vez más tu auxilio,
pidiendo la conversión de los pecadores, la estabilidad cristiana de la
familia, la paz de tus hijos y el descanso eterno de nuestros queridos
difuntos. Ruega por todos, Virgen bendita de las Mercedes. Amén.
En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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